En el año 1594, el Papa Gregorio XIII, nombró a Santa Cecilia patrona de los músicos y protectora de los poetas debido al consabido amor que la virgen romana sentía por aquellas nobles disciplinas e impulsado también, por una serie de manuscritos legados desde el siglo VI en adelante que describían las nupcias de la Santa al son de las melodías melosos órganos.
"Vénit díes in quo thálamus collacatus est, et, cantátibus órganis, illa (Cecilia virgo) in corde suo soli Dómino decantábat (dicens): Fiat Dómine cor meum et corpus meus inmaculátum et non confundar".
"Vino el día en que el matrimonio se celebró, y, mientras sonaban los instrumentos musicales, ella (la virgen Cecilia) en su corazón a su único Señor cantaba (diciendo): (Señor), haga el corazón mío y el cuerpo mío inmaculados y no confunda."
Ahora bien, el Ministro de Cultura Francés, Jack Lang, estableció como Día de la Música el 21 de junio en 1982, ya que ese día es el solsticio de verano en el hemisferio norte, motivo por el cual las antiguas culturas europeas celebraban la llegada de la estación estival con danzas, fiestas y por supuesto, mucha música. En 2006, se convierte en el Día Internacional de la Música por mandato de la UNESCO, pero cambiando la fecha de su conmemoración para el día de nacimiento de Santa Cecilia de Roma, con el fin de internacionalizar la fiesta acomodándola a la onomástica cristiana occidental.
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